El sentido del gusto está relacionado con la capacidad para detectar los distintos tipos de sabores existentes. A nivel científico se han clasificado cinco: dulce, agrio (ácido), amargo, salado y umami (sabroso).
A continuación, detallamos algunas de las principales causas de las alteraciones del gusto:
Infecciones y patologías: las infecciones del sistema respiratorio, como un resfriado común, la gripe o la sinusitis, pueden afectar al sentido del gusto temporalmente. Condiciones como la diabetes o enfermedades autoinmunes también pueden alterar la percepción de los sabores.
Fármacos y tratamientos médicos: ciertos medicamentos, como antibióticos y medicinas para la presión arterial alta, pueden causar un gusto metálico o alterar la percepción del gusto.
Problemas bucodentales: la caries, las enfermedades de las encías, las infecciones bucales y la mala higiene oral pueden modificar el gusto. La presencia de prótesis dentales y otros aparatos orales también pueden contribuir a este problema.
Deficiencias nutricionales: la falta de ciertos nutrientes, como la vitamina B12, Zinc y algunos antioxidantes, puede llevar a cambios en el gusto.
Envejecimiento: con el paso de los años, es normal experimentar una disminución en la sensibilidad de las papilas gustativas, lo que puede modificar la forma en que percibimos los sabores.
Las encías sanas presentan un color rosado, son firmes y con una textura granulada y formas suaves. Tampoco duelen ni dan sensibilidad y deben de cubrir la raíz del diente. La papila interdentaria tiene que terminar en forma de punta de flecha.
Si ves que tus encías tienen un color rojizo o morado, se vuelven blanquecinas cuando las aprietas, están brillantes y estiradas o si presentan un tono blando o como si estuvieran rellenas de líquido, es momento de acudir a una clínica dental.
Principales signos de alarma de la gingivitis:
Inflamación de encías: una de las primeras manifestaciones de la gingivitis es el enrojecimiento, hinchazón e inflamación de las encías.
Sangrado gingival: otros síntomas más comunes son el sangrado de encías, que puede ocurrir al cepillarte los dientes o al utilizar hilo dental. Suele ser leve, pero en ningún caso debe de ignorarse.
Halitosis: muchas personas la padecen de manera ocasional. No obstante, si no consigues deshacerte del mal aliento, a pesar de seguir una rutina de higiene oral correcta, puede ser indicativo de la presencia de un problema.
Retracción y sensibilidad de encías: si la gingivitis no se trata en su fase más temprana, puede empeorar y provocar que las encías retrocedan y dejen expuesta la raíz de los dientes, causando dolor y sensibilidad dental y gingival.
El mucocele es la lesión más común de la mucosa oral. Se trata de un bulto que aparece en el interior de la cavidad oral debido a una alteración en una glándula salival menor. Esta provoca una acumulación de mucosa y un aspecto parecido a una ampolla con tonos transparentes o azulados.
El mucocele debajo de la lengua recibe un nombre específico: ránula. Aunque es el mismo tipo de lesión, suele tener un tamaño más grande y, por lo tanto, resulta más molesto al hablar o al comer.
El pasado viernes 23 de febrero, nuestras compañeras Lorena y Valeria estuvieron en Madrid en el XII Congreso de Actualización en Implantología. Fue una jornada muy productiva y enriquecedora para todos los asistentes y para ellas en particular.
Las glándulas salivales son, probablemente, las grandes olvidadas del sistema digestivo. Sin embargo, tienen un papel de suma importancia en la salud oral.
Los dientes torcidos suelen provenir de alguna de las siguientes causas:
🔶 Genética: las causas genéticas son las más comunes. Es habitual que este tipo de problemas se hereden: el apiñamiento, maxilares mal alineados que provocan sobremordidas o submordidas, el tamaño y la forma de la mandíbula, un exceso de piezas dentales o un desarrollo dentario o palatal deficiente, etc.