El Dr. Alvin Danenberg escribe en Dr. Bicuspid sobre la salud dental de nuestros antepasados primitivos, en base a tres estudios revisados, para resolver la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que tuvieran en general una boca sana, sin cepillarse los dientes ni usar nada de lo que usamos nosotros hoy en día?
De hecho, no fue hasta hace 5000 años que se tiene conocimiento del primer dentista de la historia. ¿Cómo se las arreglaron?
Básicamente, explica, nuestros ancestros primitivos consumían una dieta saludable, que creó un equilibrio de bacterias saludables en la boca y el intestino, así como un revestimiento intestinal beneficioso.
Para entenderlo mejor, algunos apuntes de los tres artículos revisados por el Dr. Alvin Danenberg y sus conclusiones.
Artículos revisados sobre cómo la dieta afecta la salud oral
El impacto de la dieta de la edad de piedra en las condiciones gingivales en ausencia de higiene bucal
(J Periodontol, 1 de mayo de 2009, Vol. 80:5, pp. 759-768)
En 2009, se llevó a cabo un experimento controlado en el cual 10 personas no pudieron cepillarse los dientes ni usar hilo dental durante 30 días. Tampoco podían comer alimentos procesados, solo podían ingerir alimentos recolectados que fueran primarios endémicos de su área específica en Suiza hace unos 5.700 años.
Tras el experimento, los participantes tuvieron una disminución significativa del sangrado en el tejido de las encías y un espacio de las encías significativamente más saludable alrededor de los dientes. Las cantidades de placa dental aumentaron mucho, pero no sus bacterias patógenas, ya que había un equilibrio de los microbios orales.
Una dieta optimizada para la salud oral puede reducir la inflamación gingival y periodontal en humanos: un estudio piloto controlado aleatorio
(BMC Oral Health, 26 de julio de 2016, 17, e28)
En 2016, para un ensayo clínico aleatorizado se seleccionaron personas que tenían signos de enfermedad de las encías y que consumían una dieta basada, en gran medida, en carbohidratos procesados.
En total, fueron 15 participantes: 10 en el grupo experimental y cinco en el grupo de control. Ninguno de los quince podían limpiarse entre los dientes con hilo dental o cepillos interdentales.
Mientras el grupo de control prosiguió con sus hábitos alimenticios como hasta el momento, el grupo experimental tuvo que cambiar a una dieta de alimentos bajos en carbohidratos procesados, ricos en ácidos grasos omega-3 y abundantes en vitaminas C y D, además de antioxidantes y fibra.
Lo que sucedió tras las 4 semanas que duró el ensayo clínico fue que en el grupo experimental, todos los marcadores inflamatorios de las encías disminuyeron aproximadamente un 50% en relación con el punto de partida. Sin embargo, en el grupo control, que no cambió sus hábitos alimenticios, todos los parámetros aumentaron.
Dieta y caries dental: se vuelve a enfatizar el papel fundamental de los azúcares libres
(J Dent Res, octubre de 2015, Vol. 94:10, pp. 1341-1347)
En un artículo publicado en 2015, fueron el Dr. Sheiham y un asociado quienes concluyeron tras varias revisiones de otros artículos publicados anteriormente, que los azúcares libres tienen un papel fundamental en la caries dental.
¿Podría ser la cetosis dietética el motivo por el que nuestros antepasados tenían una boca sana?
Según explica en su artículo el Dr. Alvin Danenberg, en base a su dieta saludable llena de nutrientes biodisponibles, lo más probable es que nuestros ancestros primitivos estuvieran en un estado de cetosis dietética la mayor parte del tiempo.
La cetosis dietética, prosigue Danenberg, es un estado metabólico saludable en el que el cuerpo, en lugar de carbohidratos, quema grasa como combustible. De esta manera, se crea una fuente de energía limpia para el cuerpo y se reduce la inflamación causada por una dieta alta en carbohidratos.
Esta información se puede contrastar con un estudio sobre las enfermedades dentales de las momias canarias, en el cual se observa que estas tenían una dieta rica en carbohidratos y algunas de las piezas dentales ya presentaban caries, alta prevalencia de sarro o lesiones periapicales entre otras afecciones.
Sin embargo, en antepasados más primitivos y gracias a una cetosis dietética, se consigue mantener tanto un microbioma como un revestimiento intestinal saludables, lo cual mejora el sistema inmunológico, que, a su vez, ayuda a mantener un biofilm sano y diverso de microbios en la boca. Con un microbioma oral equilibrado, las caries y la enfermedad periodontal casi nunca se convierten en un problema.
Esto no significa que nuestro metabolismo no necesite salir de la cetosis, ya que sí que necesita hacerlo, concretamente para quemar carbohidratos cíclicamente y así mejorar el metabolismo de la insulina, lo que permite la flexibilidad metabólica.
En definitiva, el doctor concluye que podemos imitar la forma ancestral de comer y evitar elementos tóxicos para mantener en plena forma nuestra salud intestinal y dental, así como el cerebro y todo el cuerpo. Pues todo está relacionado. Así lo indica también la monografía «Biofilms orales, salud y hábitos de vida», que analiza el impacto de las bacterias que viven en la boca y la repercusión de los biofilms orales en la salud bucodental y en la calidad de vida de las personas.
Igualmente, lo que se pretende con esta revisión publicada en Dr. Bicuspid es enfatizar, una vez más, en el hecho de que la dieta tiene una gran influencia en nuestra salud oral.
Hay numerosos estudios publicados al respecto, como el que afirma que las dietas ricas en plantas pueden estar relacionadas con un menor riesgo de periodontitis. Y tampoco faltan los consejos sobre cómo cuidar nuestra salud oral desde una buena alimentación o qué alimentos ayudan a mantener una óptima salud oral, como la fruta fresca y los vegetales crudos.
Fuente: Gaceta Dental